La calle de Flamencos partía del Zócalo, se convertía en Bajos de Portacoeli y precedía a la Plazuela de Jesús. En la actualidad se llaman José María Pino Suárez y la Plaza Primo de Verdad. El colegio de Portacoeli, de religiosos dominicos, fue fundado a principios del siglo XVII y a ello debió su nombre la calle, pues los frailes abrieron sus puertas a los bajos de su colegio para alquilarlo a comerciantes. Esto ocurrió en el año de 1742. La iglesia de Portacoeli fue sorprendida por las Leyes de Reforma y quedó cerrada para el culto. En 1889, el periódico El Tiempo pidió una dádiva a los católicos para reabrir las puertas del templo.
El rastro que Fernando Gutiérrez Altamirano puso en la Plazuela de Jesús se convirtió con el tiempo en un mercado cuyos puestos alquilaba el dueño a los comerciantes. Un incendio lo redujo a cenizas y las regulaciones de Revillagigedo para los mercados lo desaparecieron de esa plaza para siempre. El lugar de la plaza fue ocupado por el Hotel Humboldt hasta la creación de la Plaza Primo de Verdad, frente al Museo de la Ciudad de México. La estatua de Primo de Verdad recuerda al pionero de la Independencia asesinado por proponer Juntas Novohispanas ante el futuro incierto de Fernando VII.