El 3 de febrero de 1854, José Bernardo Couto, Manuel Carpio y José Joaquín Pesado, jurado del concurso para designar la letra del Himno Nacional Mexicano, informaron que el autor del poema premiado correspondía al poeta potosino Francisco González Bocanegra, nacido el 8 de enero de 1824.
González Bocanegra no había planeado escribir la letra del Himno; se consideraba un poeta de emociones íntimas, un poeta de versos de amor. Y en efecto le compuso poemas a su novia Guadalupe González del Pino Villalpando, a quien llamaba Elisa, pero alcanzó la inmortalidad con un gran poema que hablaba de la defensa de México.
La imagen legendaria entrega a González Bocanegra encerrado en un cuarto de su casa de Santa Clara (hoy Tacuba), y a Elisa pidiéndole los versos del Himno Nacional Mexicano.
El Himno se estrenó en 1854, con música de Jaime Nunó. Como toda buena poesía, explica el poeta Luis Miguel Aguilar, el Himno acepta todos los traslados y las transformaciones: «En este sentido, el Himno es una de las grandes creaciones colectivas mexicanas y ha resistido la oscuridad que arrojan a estrofas la multitud de lectores o cantores que lo reciclan, pero a su vez esta multitud sigue dándole al Himno la naturalidad que “impreso” o interpretado “correctamente” habría perdido».